Para ti, que cambiaste mi mundo

Nunca pensé que alguien pudiera aparecer en mi vida de manera tan inesperada y transformarla por completo. Recuerdo el primer día que nos cruzamos: no hubo fuegos artificiales ni momentos dramáticos, solo una conversación sencilla, una risa compartida, y algo en mi interior que me dijo que algo importante estaba empezando. Desde entonces, cada encuentro contigo se ha convertido en un recuerdo que atesoro, un hilo invisible que une mi presente con mis mejores momentos.

A veces me pregunto cómo sería mi vida si no te hubiera conocido. Probablemente más tranquila, quizás menos intensa, pero también menos llena de sentido. Me enseñaste a amar sin reservas, a confiar sin miedo, y sobre todo, a ser valiente para enfrentar lo que venga, porque sé que mientras estés a mi lado, todo es posible. No siempre hemos tenido días fáciles: hemos discutido, hemos llorado, hemos cometido errores. Pero incluso en esos momentos difíciles, aprendí que el amor verdadero no se trata de evitar las tormentas, sino de aprender a bailar bajo la lluvia juntos.

Hoy quiero escribirte esto porque a veces tengo miedo de dar por sentado lo que tenemos. Quiero que recuerdes, cuando leas esto dentro de unos años, cuánto significaste y sigues significando para mí. Que no importa cuánto cambien nuestras vidas o dónde nos lleve el tiempo, siempre habrá un lugar en mi corazón reservado solo para ti. Que cada sonrisa, cada abrazo, cada palabra compartida, son tesoros que guardo con cuidado, porque son la esencia de nuestra historia.

Si alguna vez me pierdo en la rutina o en mis propias dudas, leer esto me recordará quién eres para mí: mi refugio, mi alegría, mi compañero de vida. Y aunque sé que nadie puede predecir el futuro, quiero que sepas que haré todo lo posible por seguir construyendo este amor, día tras día, paso a paso, con paciencia, ternura y la certeza de que encontrarte fue el regalo más hermoso que la vida me dio.